Tomarse un café ya no es sólo cuestión de sabor, que sobretodo, pero también de estilo. Aunque sacrificamos entornos o sabor por una u otra razón. Calidad y estética no deben estar reñidas.
Fachadas y entradas que apetecen, a pie de calle. Elemento industrial. Vigas y marcos de acero, ladrillo cara vista. Paleta de neutros y mucho negro.
Ventanales, lo de dentro sale fuera, y lo de fuera entra dentro. Look at me!
Nombres cool, o no.
Ray se queja porque la cafetería que abrieron hace poco frente a su local, se está llevando a la clientela. Su café es bueno.
Ritual café a cualquier hora. Madrugada, media mañana, tarde . . .
Mesa, cómodos asientos, wifi, el ruido justo. Prensa, portátil, móvil o libro.
Pero un café es un café, experiencias marketinianas a parte. Si no está bueno, no vuelvo.